La transición a diésel con contenido de azufre ultra bajo (ULSD) ha creado la necesidad de usar aditivos para reemplazar las propiedades lubricantes de los compuestos basados en azufre. Generalmente, los aditivos basados en surfactantes con buena solubilidad en combustible se utilizan para darle al combustible el nivel de lubricidad aceptado. Estos aditivos se adhieren a una amplia variedad de superficies, entre ellas metal (lubricidad y protección contra la corrosión), agua (emulsionante), cristales de cera del combustible (agentes antisedimentantes) y depósitos en el inyector (modificadores de control de depósitos).
Dado que no hay estándares de la industria adoptados recientemente en relación con el uso de aditivos de combustible, es evidente que surjan problemas cuando se mezclan de manera incorrecta, o cuando se mezclan aditivos de combustible incompatibles. Uno de los problemas químicos más conocidos del combustible es la reacción de ácidos y bases contenidos en los aditivos de lubricidad e inhibidores de corrosión. Los aditivos surfactantes basados en ácido carboxílico pueden reaccionar para formar carboxilatos metálicos. Aunque el surfactante ácido es soluble en ULSD, los carboxilatos metálicos son insolubles y tienden a formar contaminantes que frecuentemente tienen un tamaño inferior a 4 micrones. Estas partículas pueden provocar una obstrucción prematura de los filtros de combustible, y si los filtros utilizados no son suficientemente eficaces, pueden atravesar el filtro y llegar al sistema de inyección de combustible. Se sabe que los carboxilatos metálicos, una vez que están en el riel común de alta presión (HPCR), generan depósitos internos en el inyector diésel que dañan en forma prematura los inyectores.
Asegurarse de que el combustible esté limpio y seco, y saber qué aditivos se agregaron al combustible, cómo y dónde, puede marcar una gran diferencia. Los usuarios finales a veces usan más aditivos con la idea errada de que más es mejor. Cuando la dosis total de aditivo es excesiva, contaminantes suaves pueden obstruir de manera rápida y prematura los filtros, y reducir así el intervalo de mantenimiento esperado.
Otro ejemplo de posible contaminante es la glicerina de las mezclas de biodiésel. Aunque se han implementado especificaciones para la glicerina total, el porcentaje, temperatura y contenido de agua exactos de la mezcla afectan cuánta glicerina puede tener un combustible en la solución. Una vez que precipita o sale de la solución, puede afectar negativamente la filtrabilidad de una manera similar al exceso de aditivos, lo que disminuye drásticamente la vida útil esperada del filtro. Un biodiésel con menores niveles de glicerina y mejores prácticas para almacenar el combustible seco y protegerlo de los cambios de temperatura extremos, pueden mitigar este problema.
En general, no se recomienda reemplazar un filtro por uno menos eficiente. Los filtros de combustible de los motores modernos protegen componentes sensibles aguas abajo, y el uso de un filtro menos eficiente que el nivel de protección objetivo puede provocar un desgaste prematuro y una posible falla del motor. Lo más importante es comprender por qué sus filtros se obstruyen, y dónde se originan los contaminantes.
Un proveedor de filtración confiable puede ayudar a investigar la causa raíz y recomendar las medidas correctivas que sean apropiadas para eliminar el problema sin sacrificar la protección. Las tecnologías de medias filtrantes comprobadas como Synteq XP™ que se utilizan en los filtros de combustible Donaldson Blue® brindan los niveles más altos de eficiencia y retención de contaminantes en condiciones dinámicas.