Una vez que haya determinado la capacidad de combustión de su polvo, puede desarrollar un plan para mitigar los riesgos en su proceso. En primer lugar, aunque las buenas prácticas de limpieza son solo una solución parcial, debe llevar a cabo una auditoría de su proceso para identificar dónde se genera, libera o acumula polvo molesto, y tratarlo debidamente. Suelen incluir lugares de admisión y mezcla, vertederos de sacos, estaciones de soldadura o corte, vigas y luminarias. En cada una de estas ubicaciones, analice los procesos de producción, las prácticas de limpieza, las medidas de control de polvo y las posibles fuentes de ignición presentes.
Hay que tener en cuenta que cuando el polvo se acumula en varios lugares, un frente de llamas puede crear una onda de presión que provoque una reacción en cadena, desalojando y alimentándose de más polvo a medida que se desplaza por el edificio, como ocurrió durante la sonada explosión de la Refinería de azúcar², en la que murieron 14 personas. Además, un recipiente supuestamente vacío suele ser más peligroso que un recipiente lleno; así, por ejemplo, la apertura de una escotilla de inspección en un silo puede hacer que los depósitos persistentes en los salientes pasen al aire y el riesgo sea mayor.
Incluso los equipos empleados para reducir el problema pueden ser una zona de peligro, ya que los colectores de polvo son responsables del 30 % de estas explosiones. La limpieza de los medios filtrantes o el vaciado de los cubos de polvo también pueden crear nubes de polvo localmente peligrosas.
Muchas normas y códigos pueden influir en las decisiones sobre el control del polvo, incluidas las normativas locales, estatales y europeas. Conocer la normativa aplicable a su instalación es fundamental, y los propietarios de los procesos deben investigar siempre los requisitos reglamentarios de su zona.
Desde julio de 2003, existen dos directivas emitidas por la Unión Europea relacionadas con la protección de los trabajadores y los equipos frente a los riesgos relacionados con atmósferas potencialmente explosivas 1999/92/CE y 2014/34/UE (Directivas ATEX).
Las directivas ATEX dejan claro que la responsabilidad de evaluar los riesgos y crear un documento de protección contra explosiones recae en el empresario/propietario del proceso. Los propietarios de los procesos son responsables de la selección de su estrategia de gestión de materiales combustibles y de garantizar el cumplimiento de todos los códigos y normas aplicables.
Con décadas de experiencia en el suministro de colectores de polvo de alta calidad que se han convertido en una parte integral de las estrategias de reducción de polvo combustible de muchas plantas, Donaldson puede ayudar a revisar las estrategias de reducción de los propietarios de procesos y proporcionar la solución de recolección de polvo óptima para la estrategia elegida.